jueves, 18 de junio de 2009

Placeres culpables

Uno siempre intenta proyectar una imagen hacia el exterior. Incluso para nosotros mismos. Se reconozca o no, el ser humano necesita aferrarse a una identidad para sostenerse. Una actitud ante la vida, llámese rudeza, femineidad, rectitud, ternura, ambigüedad, romanticismo, intelectualidad, irreverencia, y tantas más que se reconocen en la corriente vertiginosa de las sociedades.

Dicha actitud lleva consigo una forma más menos reconocible de vestir, una música que escuchar, lugares que frecuentar. En fin, un estilo de vida con todas sus leyes. Y no me mientan, TODOS estámos atados a esas imágenes para sustentar el ego.

Pero como somos humanos, capaces de cuestionar, contradecir y contradecirnos. Como la diversidad es algo infinito y todos escapamos en algún sentido a nuestros propios modelos de conducta, tenemos, dentro de esa escapatoria, un mundo llamado “Los placeres culpables”.

¿Nunca pillaron al típico vecino metalero escuchando Ricardo Arjona? O no se imaginaron que la santurrona del curso quizá tenía una buena colección de revistas porno. Tal vez el colega seriote , frecuentador de cafés literarios, va una vez al mes a bailar a la k-masú, o ve Yingo. Y lo chistoso de esto, es que ninguno le cuenta a sus pares estos hábitos.

Yo tengo miles de placeres culpables. No los confesaría todos porque perderían ese sabor medio prohibido. Pero diré que, por mucho que despotrico contra los temas vacíos, contra la necesidad de inmiscuirse en la vida de los demás y cosas por el estilo, soy realmente adicto a canales como Mtv y E!. Pierdo bastante tiempo en ellos pero no puedo dejarlos.

¿Y tú, qué placer culpable tienes?

0 comentarios:

Publicar un comentario