viernes, 26 de junio de 2009

25-6-2009


No soy de la generación de Jackson. Nunca me asusté con Thriller, no tuve chapitas de él, no me impresioné con su cambio de color, no quise ir a su único concierto en Chile. Llegué un poco tarde para eso y con otros gustos. Sin embargo, creo que a nadie le pasa indiferente esta muerte extraña. Él único negro que se volvió blanco, el único que podría superar a íconos pop y aún así ser realmente un genio. El único popstar que se mantuvo hermético hacia la prensa. Y tal vez, el único ser trastornado que nunca dejó de ser un ídolo para las masas. Él, hombre de records y excentricidades, anoche murió sin regalarle al mundo un poco de agonía.


Con Michael Jackson no sólo muere un gran artista, un genio medio psicótico. En su ataúd deberá caber la infancia y la adolescencia de generaciones, porque se irán junto a él los últimos vestigios de una década donde todos intentaron ser leyendas y sólo él lo logró con creces. En su epitafio deberían aparecer los testimonios de todos esos pobres diablos que de un día para otro encontraron en sus pasos y su música un bizarro sentido de vida, imitarlo. También deberían escribir en aquella lápida todos los niños que compartieron con él los últimos 15 años, a ver si entre testimonios se encuentra un acercamiento a la verdad.


El rancho de neverland debería transformarse en un museo, que mate mitos y genere otros, porque así MJ seguirá vivo, en el eterno misterio que fue su tormentosa vida, su bizarra figura, testimonio de un siglo que como él, sufrió enormes cambios de imagen, muchos destructivos, a lo largo de los cortos años de su pasar.


Muere un ídolo en el momento oportuno (porque de haberlo hecho en 10 años más, no sería otra cosa que un pobre tipo), uno de los últimos grandes, y yo me pregunto, mientras miro esa retorcida última imagen, donde lo llevan ya muerto y entubado a la ambulancia, qué seguirá ahora, cuál será el próximo trono a ganar, quién lo ocupará y cómo será su esplendor y su inevitable... decadencia.

Adios Jackson.

jueves, 25 de junio de 2009

La oveja negra


A lo largo de mi vida he tenido sólo una imagen o concepto con el que me identifico: La oveja negra. No porque necesariamente tenga que llevar la contra en las cosas, ni sea conflictivo, ni esté reventando mi hígado cada vez que tengo tiempo. Mi razón es que la constante casualidad me ha llevado por ese rumbo extraño en donde me mantengo remando contracorriente. Y si busco una canción que me llegue por completo es “Caminito” de la renga, la cual reza al principio “Soy el que nunca aprendió, desde que nació, cómo debe vivir el humano”.


Como decía, fue casual. Ninguna oveja negra escoge nacer de ese color. Tampoco es que me encuentre en el lugar equivocado. Donde esté me siento fuera de lugar (aún cuando esté entre otros “como yo”). De hecho, yo ni siquiera sabía que lo era hasta que en tercero básico, una profesora de religión nos tildó a mí y a un amigo como “líderes negativos, ovejas negras que pastorean”, frase que por supuesto, acompaña mi orgullo medio irreverente hasta hoy, inspirando el dibujo de arriba, el cual sería el símbolo de mi curso al salir de cuarto medio.

El término nace de la connotación negativa, la “marca del diablo”, que significaba en Inglaterra el nacimiento de este bicho raro, pues su lana no se vendía en el mercado. Sin embargo, hoy en día, la oveja negra es un ícono por sí mismo. Aparece en todos los grupos existentes, tanto humanos como corporativos. Linux es la oveja negra de los sistemas operativos. The Clinic, la de la prensa escrita. Nietzsche en la filosofía. Nicanor Parra en la tradicionalista poesía chilena. El anarquismo en política. El dadaísmo en el arte.

Este simbolismo cultural es y será la bandera de todo lo que es diferente a la corriente imperante, tanto positiva como negativamente. Todos los que han sido tratados de locos (como Einstein, Colón, Newton, Rimbaud, Dalí, Hitler, Ernesto Guevara, Martin Luther King, entre muchos) han sido parte de esta comunidad que no se pone de acuerdo en nada pero que es capaz de abrirse paso entre la corriente vertiginosa y hacer un cambio en las cosas, para bien o para mal. Ser parte de la diferencia no significa ser un tipo que hará del mundo un lugar mejor, pero sí hay altas probabilidades de que, si aprovecha sus potenciales, se haga un lugar en la memoria colectiva, y en la construcción o destrucción del mundo.

miércoles, 24 de junio de 2009

¿Por qué el pollo cruzó la carretera?


Personalidades del mundo responden a la gran pregunta de la humanidad

- PROFESOR DE PRIMARIA: Porque querá llegar al otro lado.
- PROFESOR DE SECUNDARIA: Aunque se los explique, queridas bestias, no podrían entenderlo
- PROFESOR DE FACULTAD: Para saber por qué el pollo cruzó la carretera (tema que se incluirá en el parcial de mañana) lean los apuntes desde la página 2 a la 3050
- NEO (Matrix): El pollo no existe.
- PLATON: Porque buscaba el bien.
- ARISTÓTELES: Está en la naturaleza de los pollos cruzar la carretera.
- MARX: Era una inevitabilidad historica
.- SADAM HUSSEIN: Fue un acto de rebelión no provocado y el que lanzasemos 50 toneladas de gas nervioso estuvo plenamente justificado.
- RONALD REAGAN: Se me ha olvidado.
- Miguel de la Quadra: Para ir donde ningun pollo ha llegado jamás.
- HIPÓCRATES: Debido a un exceso de humores en su páncreas.
- JAVIER ARZALLUS: La carretera representa a los vascos. El pollo “cruza los vascos para pisotearlos y mantenerlos sometidos.
- MARTIN LUTHER KING: Veo un mundo en el que todos los pollos serán libres de cruzar la carretera sin que sus motivos se pongan en cuestión.
- MOISÉS: Y Dios bajó de los cielos y le dijo al pollo: ”Cruza la carretera”. Y el pollo cruzó la carretera y todos se regocijaron.
- BILL CLINTON: El pollo no cruzó la carretera. Repito, el POLLO no cruzó la carretera.
- MAQUIAVELO: La cuestión es que el pollo cruzó la carretera. ¿A quien le importa el porqué? El fin de cruzar la carretera justifica cualquier motivo.
- FREUD: El hecho de que estés preocupado porque el pollo cruce o no la carretera revela tu inseguridad sexual.
- BILL GATES: Acabo de lanzar el Pollo Office 2000, que no sólo cruza carreteras, sino que pone huevos, archiva tus documentos importantes y cuadra tus cuentas.
- JOSE M. AZNAR: El poooollo va bien!!! El poooollo va bien!!!.
- DARWIN: A lo largo de grandes periodos de tiempo, los pollos han sido seleccionados naturalmente de modo que ahora tienen una disposición genética a cruzar carreteras.
- EINSTEIN: El si el pollo ha cruzado la carretera o la carretera se ha movido debajo del pollo es algo relativo.
- BUDA: Preguntar eso niega tu propia naturaleza de pollo.
- HEMINGWAY: Para morir. Bajo la lluvia.
- PINOCHET: “Hay que fusilar al pollo inmediatamente, y también a los testigos de la escena y a 10 personas más escogidas al azar por no haber impedido este acto subversivo“.
- HAMLET: cruzar o no cruzar ese es el dilema
- FUJIMORI: ¡Soy inoceeeeeeeeeente!! desconosco la existencia del Pollo y el Grupo Colina.

martes, 23 de junio de 2009

PAT: Noticias de Lost en vivo!

En la historia de los medios de comunicación existen un sinnúmero de situaciones patéticas. Momentos como cuando Carolina Zúñiga anunció la muerte de Roberto Gómez Bolaños, alias chespirito, chavo del ocho, etc, en el 2003, siendo en realidad la muerte del escritor chileno Roberto Bolaño. Esas son cosas que ocurren, merecen la burla de todo el mundo, la punta de todos los dedos porque de verdad es un error estúpido. Ya sobrepasa las expectativas del absurdo la memorable premiación Altazor 2005, cuando Patricia Larraín dijo: “Y ahora, por favor que suba Carmina Burana a recibir su altazor…”. Ese hecho hace que como nación revisemos nuestra cultura y nuestra disposición al ridículo. O los inolvidables dichos de futbolistas como Murci Rojas con su “El equipo juega igual conmigo o sinmigo”, o a Huaiquipán, cuando le preguntaron por su pierna y respondió “Sí, mi pierna está bien, en la casa, cuidando a mis hijos, y le quisiera mandar un saludo, que la quiero mucho y que me espere con algo rico”.

Aún así, estos errores los puede cometer cualquiera con un coeficiente promedio y un par de copas. Son de un calibre de imbecilidad alcanzable (creo). Además, son seres individuales. Pero si hay algo que ha sobrepasado todas mis expectativas de chascarro comunicacional es lo que muestra el siguiente video tomado del noticiero del canal boliviano PAT (un equivalente a nuestro TVN, al parecer).

Para los que no se dieron cuenta: Aquellas fotos son imágenes de la serie Lost. ¡Eso no basta! Después de semejante farsa bizarra, donde la presentadora da por hecho que las fotografías son reales, no se detiene allí. ¡Luego da el nombre del fotógrafo! Y su profesión (actor de teatro), también el modelo de la cámara, y dice “al parecer, el pasajero estaba de pie en el momento del accidente”. No necesito ser experto para saber que si un avión se parte por la mitad, en alturas, si estás de pie, sales volando.

No sé cómo afectará la credibilidad del canal. Lo que es yo, no lo volvería a ver. ¿Qué equipo de editores permite semejante error? ¿Quién inventó toda la historia detrás de las fotos (el nombre de quien las tomó, su profesión, el modelo de la cámara, la memoria encontrada)?. Esto es una estupidez que nadie debería olvidar.

lunes, 22 de junio de 2009

Desmintiendo ideas descabelladas.


Muchos hombres odiarán este post porque destruiré lo poco que tenía de bueno el ser pelado. Es clásico ver a más de alguno jactarse de su poderío sexual, su condición de macho alpha, al vincular “científicamente” la calvicie con una gran cantidad de testosterona. Les cuento sin asco que es mentira.

A pesar de haber cierta relación entre la famosa hormona y el calvario masculino (el equivalente a la celulitis en las féminas), el alto nivel de testosterona no afecta en absoluto la líbido. Es decir, no te hace ni mejor, ni peor en el sexo. Un nivel bajo, en cambio, sí produce una disminución del apetito sexual e incluso, la disfunción eréctil. Así de crudo lo cuentan diversos estudios clínicos publicados en la revista “International Journal of Clinical Practice”.

La pequeña dignididad que tenía la calvicie queda bajo tierra. Y en su funeral nosotros, los hijos y nietos de pelados, nos preguntamos, con el pesar demostrado que significa ser calvo (sólo un 3% de las mujeres gusta de ellos), qué nos quiso decir la naturaleza cuando nos escogió como víctimas del apocalipsis capilar.

viernes, 19 de junio de 2009

La mala suerte.


Los científicos deberían buscar una causa biológica o ambiental para la mala cuea, porque hay casos que de verdad son de estudio, pues ya no se tratan solamente de un historial de caídas y fracturas (Por ejemplo, yo me esguincé 23 veces el tobillo derecho). Hay gente que pareciera ser propensa a las caravanas de gatos negros.

Es el caso de Pablo Pérez, el joven indigente que fue víctima de una paliza en un mall plaza por parte de los guardias. Este pobre hombre (porque de verdad no sé qué otro calificativo ponerle), luego de este hecho que se hizo público (gracias, oh gran youtube) y los inculpados fueron sancionados, se fue a mochilear con dos amigos hacia el norte. Pero el tema no termina allí. Cuando pasaban por Los Vilos, donde seguramente estuvieron de carrete un par de días, los acusaron de robo con intimidación. El hecho salió a la luz en Mayo, los medios le sacaron el jugo posible, se supo que los tres amigos estaban en prisión preventiva, lágrimas de los familiares y ahí quedó el tema.

Resulta que hoy en la mañana me enteré (a través de chilevisión) que este supuesto robo con intimidación resultó ser falso, y los inculpados estuvieron tres meses en la cárcel injustamente. Dos de los tres amigos salieron libres, pero Pablo tuvo un nuevo ataque de mala suerte y siguió en prisión por no presentarse a tribunales a causa de una demanda por beber en la vía pública. ¿Cómo iría si estaba ya preso? Son los extraños vacíos de la justicia chilena, pero en este caso ya resulta cómico que justo él, golpeado por 5 guardias en un mall, víctima de las risas de todo el mundo, luego acusado injustamente de robo con intimidación, se tenga que quedar en cana por “rebeldía”.

Me pregunto, qué ha hecho este tipo para qué la nubecita negra lo siga a todos lados. Yo lo mandaría a Harvard para que le estudien los cromosomas, a ver si existe algún tipo de predisposición genética, o algo por el estilo. Porque de verdad, como dijo el mismo amigo en la noticia “Un machitún le queda chico”.

Saludos a Pablo.


Vea la noticia en: http://www.chilevision.cl/home/index.php?option=com_content&task=view&id=179680&Itemid=180

jueves, 18 de junio de 2009

Placeres culpables

Uno siempre intenta proyectar una imagen hacia el exterior. Incluso para nosotros mismos. Se reconozca o no, el ser humano necesita aferrarse a una identidad para sostenerse. Una actitud ante la vida, llámese rudeza, femineidad, rectitud, ternura, ambigüedad, romanticismo, intelectualidad, irreverencia, y tantas más que se reconocen en la corriente vertiginosa de las sociedades.

Dicha actitud lleva consigo una forma más menos reconocible de vestir, una música que escuchar, lugares que frecuentar. En fin, un estilo de vida con todas sus leyes. Y no me mientan, TODOS estámos atados a esas imágenes para sustentar el ego.

Pero como somos humanos, capaces de cuestionar, contradecir y contradecirnos. Como la diversidad es algo infinito y todos escapamos en algún sentido a nuestros propios modelos de conducta, tenemos, dentro de esa escapatoria, un mundo llamado “Los placeres culpables”.

¿Nunca pillaron al típico vecino metalero escuchando Ricardo Arjona? O no se imaginaron que la santurrona del curso quizá tenía una buena colección de revistas porno. Tal vez el colega seriote , frecuentador de cafés literarios, va una vez al mes a bailar a la k-masú, o ve Yingo. Y lo chistoso de esto, es que ninguno le cuenta a sus pares estos hábitos.

Yo tengo miles de placeres culpables. No los confesaría todos porque perderían ese sabor medio prohibido. Pero diré que, por mucho que despotrico contra los temas vacíos, contra la necesidad de inmiscuirse en la vida de los demás y cosas por el estilo, soy realmente adicto a canales como Mtv y E!. Pierdo bastante tiempo en ellos pero no puedo dejarlos.

¿Y tú, qué placer culpable tienes?

miércoles, 17 de junio de 2009

La señora de los gatos

He conocido personas que tienen cierta obsesión con los animales. Cínicos solitarios que por su orgullo para con el mundo – el clásico ser que despotrica contra la humanidad, jactándose de una superioridad moral bastante patética- se quedan irremediablemente abandonados. La verdad es que si hay algo peor que un egocéntrico, un ignorante, un flojo rematado o un amarrete, son esos que juntan todas estas cualidades pero que por alguna extraña razón, sólo son capaces de atribuírselas a los demás. Y como gatos y perros no toman nota de esto, terminan estos pobres animales viviendo con dichos humanos.

Me llama la atención el caso de esta señora que fue multada por vivir con 3 gatos en un departamento donde el reglamento interno prohibía dicha convivencia. Es extraño porque, en primer lugar, cualquier persona con cierto tino, si es amante de los animales, preguntara si existen problemas con la situación en cuestión. En caso de haberlo hecho, uno igual consulta el reglamento escrito (porque las leyes consuetudinarias terminaron hace unos cuantos milenios) y verifica. Ahí recién uno ve si se muda o no al edificio. De lo contrario, es como no preguntar por el precio de los gastos comunes y luego alegar contra ellos. Además que es sabido que las leyes de copropiedad sufren de vacíos legales contundentes y, para empeorar, nadie ha hecho nada para cambiar eso, pero no va al caso (completamente).

Por otro lado, es particular que su llegada a la penitenciaría haya estado acompañada de pancartas de liberación animal, y grupos por el estilo. No tiene mucho que ver el salvar ballenas y vivir con gatos. Hay cosas más trascendentales que un escándalo mediático producido por una que pinta de mártir a causa de algo tan mínimo y simple como problemas con el vecino. Me pregunto cuál habrá sido la reacción de María Cristina Gaete cuando recibió las quejas. O cuál habrá sido el estímulo de este hombre para presentar semejante denuncia (quizá los dos competían por un puesto en la popularidad del edificio, y de paso, en los medios). Habrá sido algo como “Doña Cristina, sabe que la caca de sus gatos es hedionda y quiero pedirle que se ocupe de eso o sino presentaré una queja…” a lo que esta respondería “Déjate de molestarme, huevón maniático, son mis gatos y te aguantai no más”. O un “Oye vieja de mierda tus gatos me tienen enfermo, voy a demandarte” y una respuesta como “no por favor no lo hagas, son mis niñitas”.

En cualquier caso, el tema es muchísimo más simple de lo que se pinta. No tiene que ver con maltrato animal, ni con derechos éticos, ni con un odio directo hacia los animales. Se resume a un hecho tan sencillo como leer los reglamentos, la letra chica, antes de adquirir cualquier propiedad.

martes, 16 de junio de 2009

La voluntad de poder.



El mundo inevitablemente te bombardea. Por mucho que intente mantenerme al margen de asuntos como la política, es imposible no enterarme del panorama actual. La cosa al parecer gira en torno a 3 nombres: Sebastián Piñera, Eduardo Frei y Marco Enriquez-Ominami.

Resulta curioso que estas candidaturas parecieran carecer de propuestas y más parecen dejar entrever las intenciones semiocultas de la política en general: La voluntad de poder.

Campañas mediáticas, dichos sobre candidatos, peleas entre y dentro de las coaliciones, un repentino interés por la unión civil entre personas del mismo sexo (a excepción de Ominami, que siempre abogó por este tipo de leyes) y un sinfín de intentos por apocar la candidatura del otro.
Llama la atención, por ejemplo, que la concertación no ataca al “díscolo” por sus ideas (que pueden resultar buenas o malas, no va al caso) sino por una inminente derrota ante la derecha a causa de su candidatura. Es decir, no importa qué es lo que quiera Marco, Piñera o Frei para el pueblo, lo importante es qué bando esté a la cabeza.

Invito a las personas a que reflexionemos sobre esto, sobre quienes nos pretenden gobernar (tanto personas como equipos). Es común escuchar entre nuestros pares el típico rezo de “los políticos prometen y después no cumplen”. El problema es que ahora ya ni siquiera se están ocupando de prometer algo, como si fuese una obviedad que la masa es inerte y sólo busca una cabeza que los guíe hacia el abismo.

¡No dejemos que nos traten como idiotas!

lunes, 15 de junio de 2009

Engañosos porcentajes.



Hace algunos días leí un artículo en publimetro que hacía notar la baja participación laboral de la mujer en Chile, comparada con la tendencia general en Sudamérica. Decía que sólo un 40% de las chilenas trabajaba, contra el 53% en la mayoría de los integrantes del cono sur. Este tipo de estadísticas podrían despertar cierta alarma en los organismos que velan por los derechos laborales de la mujer, la igualdad entre géneros y la no discriminación. Es entendible, pareciera que la tendencia femenina en nuestro país es ser amas de casa.

Antes de juzgar, debemos reflexionar sobre ciertos puntos. Me pregunto cuántas mujeres de ese 53% son profesionales, tienen un trabajo bien remunerado, un contrato justo, y un puesto alto en una empresa. Hay que analizar la realidad de un país como Colombia, donde un alto porcentaje de mujeres son madres solteras, analfabetas o con escolaridad incompleta, y su “participación laboral” está, principalmente, en puestos donde son víctimas de un trato negrero (botoneras en fábricas, temporeras, personal de limpieza).

En ese sentido, aquel 53% no denota una mayor apertura de la sociedad latinoamericana para contratar mujeres, o un mejor trato para con ellas. Esa cifra declara, cuando se somete al análisis, que la mujer aún sufre de pésimos tratos discriminatorios, los cuales son camuflados por contratos engañosos.

La realidad en Chile dista bastante de la realidad latinoamericana. Eso se puede ver en todos los ámbitos. Pero es crucial resaltar que hoy en día (sin olvidar que aún existen considerables diferencias de sueldo y trato entre hombres y mujeres) las universidades y oficinas cada vez tienen más presencia femenina. Cada día en este país, la mujer tiene mayores probabilidades de obtener un puesto de gerencia en grandes empresas (como Líder, por ejemplo). Las chilenas tienen en su mayoría escolaridad completa, un gran número son profesionales o empresarias autodidactas.

Hay que abrir los ojos, ese 40% es menos de la mitad de las chilenas. Aún así, un buen número de ese porcentaje tiene un trato laboral decente y un sueldo justo. Son personas preparadas para enfrentar su rubro, trabajando por el placer de ejercer, o por el valor de emprender.
De cualquier forma, es obvio que aún existen mujeres maltratadas laboralmente en Chile, pero son muchísimas menos que en todo Latinoamérica y cada vez aquella cantidad disminuirá. En 20 años, ojalá ya no hablemos de la presencia laboral de la mujer. Espero que el porcentaje se refiera a las mujeres que son profesionales, que están felices con su trabajo. Y que obviamente, se sientan realizadas con lo que han hecho.

jueves, 11 de junio de 2009

El fútbol y yo.

Hoy es un día extraño. Bueno, en realidad, para mí todos los días lo son. Pero este tiene la particularidad de que TODOS actúan raro. ¡La gente está toda de buen humor! Hoy llegué tarde a trabajar y nadie se enojó. En la calle todos caminaban con cara de “buena onda, loco”. Ningún cabizbajo. ¿Qué pasó?

Claro, no entiendo nada porque a mí no me gusta el fútbol, no me interesa ni me afecta en absoluto. Con suerte sabía (porque ayer todos mis amigos, conocidos, compañeros y familiares) que jugarían ayer contra Bolivia. Pero de resultados, ni idea. Entonces, al salir, me encuentro con que hoy sólo para mí (y unos cuantos) es un día como cualquiera. Creo que nunca había visto tanta gente feliz en una micro.

Es un poco triste, porque no comparto ni la alegría ni puedo participar de la conversación que reinará toda reunión hasta el domingo (a menos de que se caiga un helicóptero en el congreso o algo por el estilo), porque no vi el partido, y mis conocimientos futbolísticos son casi nulos (sé que hay que meter la pelota dentro del arco contrario). De hecho, todo este clima me lleva a mi infancia de niño incomprendido que no sabía ni de autos ni de fútbol. Tampoco era afeminado, así que ni ese tilde tenía. Yo era el que en educación física, cuando el sargento-profesor hacía clases de fútbol, estaba de reemplazo de arquero (o sea, peor que lo peor). Nunca me importó mucho, pero a veces me gano un par de miradas, sobre todo con la típica pregunta “¿De qué equipo eres?”. Pareciera estar permitida cualquier respuesta menos un “No me gusta el fútbol”. La gente, sobre todo los hombres, se descoloca. No comprenden que yo no celebre cuando gana “La roja”. Yo no comprendo qué tiene de interesante.

Aún así, no atacaría este deporte de millones, que muchas veces pareciera reemplazar iglesias e ideologías. Me encantaría saber por qué es tan trascendental que gane la selección, cuál es la razón de esa locura que desata el triunfo. Por qué la gente le grita al televisor, por qué la palabra “Gol” es pronunciada con tanta euforia. Hey, entiendan, yo les pregunto desde fuera. ¡Exijo una explicación!

miércoles, 10 de junio de 2009

Divagaciones apocalípticas.


Hoy me enteré que un colega seguramente no vendrá a trabajar en unos días porque sus hijos (que tampoco irán al colegio) son compañeros de un niño que tiene fiebre porcina. Es decir, somos posibles contagiados de un posible contagiado, quien probablemente habría adquirido el virus por sus hijos tal vez enfermos. O sea, una serie de “posibilidades” que rozan tanto la lógica como el absurdo.


El tema ya me tiene un poco aburrido. Me molesta la paranoia en general y la susceptibilidad que padecen las personas (y que sería la pandemia más grande del ser humano a lo largo de su existencia) a los dichos de los medios de comunicación, las “autoridades”, las iglesias, los científicos y de cualquiera que tenga una opinión que aspira a ser “la verdad”. Y aquí no me abstendré a la fiebre porcina (o influenza humana, ya ni sé cómo se llama), porque este es un mero ejemplo de toda una historia de paranoia, caos colectivo y posibilidades de fin del mundo que la masa común y corriente arrastra. Cada vez que una enfermedad extraña aparece, se pronostica el fin de los tiempos, se le da la razón a todos los profetas y profecías habidas y por haber. Cabe recordar epidemias como la peste negra, la lepra, la viruela, la gripe aviar, la fiebre española, el SIDA, que mataron y matan a millones de personas (por si no sabían, los enfermos de SIDA a lo largo del mundo duplican la población chilena) También fueron “el cólera de Dios”. Aún así, seguimos vivos, y otra candidata a la lista no acabará con la raza humana. Hay que ser realistas: En el mundo mueren más personas de cáncer, enfermedades cardiovasculares, accidentes automovilísticos, guerras, hambre, asesinatos y suicidios. Ninguno de estos aspirantes a jinetes del apocalipsis, productos de azares de la naturaleza (o como dirían algunos conspiracionistas, producto de las farmacéuticas) ha llegado a matar tanta gente como lo han hecho todos estos males “no contagiosos”, y en su mayoría, puramente responsabilidad de nosotros mismos, de los excesos del ser humano, de sus vicios y desequilibrios.
En ese sentido, puedo ver una realidad bastante clara: Es más probable que nosotros matemos a la naturaleza (con sus virus y bacterias incluidos) antes que ella a nosotros (El calentamiento global es una muestra poco sutil de esto). Y, más allá del asesinato al mundo, es más probable que, si no cambiamos la forma de abordar las cosas día a día, nuestro estilo de vida nos lleve a un progresivo deterioro e inminente desaparición de la raza humana.


Supongo que está bien cuidarse de una enfermedad, es lógico, todos queremos estar sanos. Pero no puedo olvidarme, por mantener mi atención en este intento de epidemia, que hay bombas atómicas, guerras que se alimentan de una vista gorda general y gente que se mata por comer un plato de arroz. Menos puedo desentenderme de que paso bastantes horas pegado a un computador, en una posición que no me favorece. Que no me alimento balanceado. Que muchas veces, por andar apurado, cruzo a mitad de una avenida corriendo. Que tal vez, por una mescolanza de estrés, ira acumulada y alguna sustancia, puedo matar a alguien, o puedo matarme. Y que, mal que mal, no soy ni el primero ni el último en vivir así. ¿Entonces, dónde está el problema? ¿Es el fin del mundo un acontecimiento, o tal vez será el producto final, real y tangible, de una sumatoria de los vicios humanos?

lunes, 8 de junio de 2009

Honores a Don Nica.


Si hay un hombre a quien admiro es Nicanor Parra. No precisamente por sus logros académicos, ni por ser uno de los pocos innovadores de corte mundial que ha tenido Chile. Lo admiro porque me enseñó entre palabras sin adorno, que no hay que tomarse nada muy en serio. Ni siquiera el “arte de escribir”. Reírse de todo, las frustraciones, los logros, las reglas, sueños, aspiraciones, metas, figuras respetables y las que no lo son tanto. De lo que nos une y nos separa. Lo que nos enorgullece y lo que nos abate. Parra, entre palabras que supuestamente debería llevarse el viento (por ser tan “vulgares) me enseñó que mi vida (y la de todos) es efímera, y por eso mismo, tengo que disfrutarla.
Les dejo un hermoso antipoema, que todos los que se creen mucho (o sea, todos), deberían leer:
Manifiesto

Señoras y señores
Esta es nuestra última palabra.
-Nuestra primera y última palabra-
Los poetas bajaron del Olimpo.

Para nuestros mayores
La poesía fue un objeto de lujo
Pero para nosotros
Es un artículo de primera necesidad:
No podemos vivir sin poesía.

A diferencia de nuestros mayores
-Y esto lo digo con todo respeto-
Nosotros sostenemos
Que el poeta no es un alquimista
El poeta es un hombre como todos
Un albañil que construye su muro:
Un constructor de puertas y ventanas.
Nosotros conversamos

En el lenguaje de todos los días
No creemos en signos cabalísticos.

Además una cosa:
El poeta está ahí
Para que el árbol no crezca torcido.

Este es nuestro mensaje.
Nosotros denunciamos al poeta demiurgo
Al poeta Barata
Al poeta Ratón de Biblioteca.

Todos estos señores
-Y esto lo digo con mucho respeto-
Deben ser procesados y juzgados
Por construir castillos en el aire
Por malgastar el espacio y el tiempo
Redactando sonetos a la luna
Por agrupar palabras al azar
A la última moda de París.

Para nosotros no:
El pensamiento no nace en la boca
Nace en el corazón del corazón.
Nosotros repudiamos
La poesía de gafas oscuras
La poesía de capa y espada
La poesía de sombrero alón.

Propiciamos en cambio
La poesía a ojo desnudo
La poesía a pecho descubierto
La poesía a cabeza desnuda.

No creemos en ninfas ni tritones.
La poesía tiene que ser esto:
Una muchacha rodeada de espigas
O no ser absolutamente nada.

Ahora bien, en el plano político

Ellos, nuestros abuelos inmediatos,
¡Nuestros buenos abuelos inmediatos!
Se refractaron y se dispersaron
Al pasar por el prisma de cristal.
Unos pocos se hicieron comunistas.
Yo no sé si lo fueron realmente.
Supongamos que fueron comunistas,
Lo que sé es otra cosa:
Que no fueron poetas populares,
Fueron unos reverendos poetas burgueses.

Hay que decir las cosas como son:
Sólo uno que otro
Supo llegar al corazón del pueblo.
Cada vez que pudieron
Se declararon de palabra y de hecho
Contra la poesía dirigida
Contra la poesía del presente
Contra la poesía proletaria.

Aceptemos que fueron comunistas
Pero la poesía fue un desastre
Surrealismo de segunda mano
Decadentismo de tercera mano
Tablas viejas devueltas por el mar.
Poesía adjetiva
Poesía nasal y gutural
Poesía arbitraria
Poesía copiada de los libros
Poesía basada
En la revolución de la palabra
En circunstancias de que debe fundarse
En la revolución de las ideas.
Poesía de círculo vicioso
Para media docena de elegidos:
«Libertad absoluta de expresión».

Hoy nos hacemos cruces preguntando
Para qué escribían esas cosas
¿Para asustar al pequeño burgués?
¡Tiempo perdido miserablemente!
El pequeño burgués no reacciona
Sino cuando se trata del estómago.
¡Qué lo van a asustar con poesías!
La situación es ésta:
Mientras ellos estaban
Por una poesía del crepúsculo
Por una poesía de la noche
Nosotros propugnamos
La poesía del amanecer.
Este es nuestro mensaje,
Los resplandores de la poesía
Deben llegar a todos por igual
La poesía alcanza para todos.

Nada más, compañeros
Nosotros condenamos
-Y esto sí que lo digo con respeto-
La poesía de pequeño dios
La poesía de vaca sagrada
La poesía de toro furioso.

Contra la poesía de las nubes
Nosotros oponemos
La poesía de la tierra firme
-Cabeza fría, corazón caliente
Somos tierrafirmistas decididos-
Contra la poesía de café
La poesía de la naturaleza
Contra la poesía de salón
La poesía de la plaza pública
La poesía de protesta social.
Los poetas bajaron del Olimpo.

viernes, 5 de junio de 2009

Momentos que añoran ser eternos.


La noche muchas veces es tortuosa cuando la precede una despedida que nadie quería dejar entrar en un perfecto instante. ¿Acaso nunca caminaste, cabizbajo por la vereda, pensando en que podrías haberte quedado cinco minutos, en que hubo mucho que quisiste decir y por carencia de segundos, o de valor, dejaste en el tintero del olvido?.


Yo no sé cuál es la mejor forma de expresar el amor. No sé si es con palabras o hechos. No sé si es dedicación o inspiración. No sé si se trata de una necesidad por el otro, o un gusto porque me necesiten. Sólo sé que cada vez que se sienta hay que intentar hacerlo eterno. Que el te amo de hoy se extienda por todos los hoy que pueda vivir.


Como dijo Borges “Por si no lo saben, de eso está hecha la vida, sólo de momentos; no te pierdas el ahora.” E indudablemente, el mejor momento de la vida de un ser humano es cuando le dicen “Te amo”, con todo lo que uno quiere que signifique. Es mejor estar con los ojos y los brazos abiertos cuando eso suceda. Y mejor aún sería olvidarse del reloj.


Porque en realidad, hay segundos y horas que todos quisiéramos vivir por siempre, y no fuesen sólo un hermoso recuerdo marchito por el tiempo.

jueves, 4 de junio de 2009

¿Sociedad para psicópatas?

Uno de los temas favoritos de los medios de comunicación masivos son los crímenes. Más lo son si se ejecutan a sangre fría. Y para darles mayor interés, se indaga en la personalidad del criminal, en su psicología. Es en este momento cuando uno se da cuenta que gran parte de los asesinos seriales y violadores son catalogados como psicópatas.

Cuando las personas escuchan el término, generalmente lo asocia a una especie de mezcla entre Hannibal Lecter (“El silencio de los inocentes”) y Jack Torrance (“El resplandor”) integrados a nuestra realidad. Seres torcidos, delirantes, capaces de cualquier cosa por lograr sus propósitos. Pero los invito a revisar la definición que Wikipedia da al término. Psicopatía o personalidad psicópata: los psicópatas son individuos que no pueden empatizar ni sentir culpa, por eso interactúan con las demás personas como si fuesen cualquier otro objeto, las utilizan para conseguir sus objetivos, la satisfacción de sus propios intereses. No necesariamente tienen que causar algún mal, pero si hacen algo en beneficio de alguien o de alguna causa aparentemente altruista es sólo por egoísmo, para su único y exclusivo beneficio.

Indagando, analizando y relacionando el concepto real de psicópata con el diario vivir, puedo decir que dentro de nuestra sociedad existen miles (si es que no millones) de psicópatas entre nosotros. ¿O acaso nunca alguien les prestó una mano sólo para conseguir algo con ustedes? Más aún ¿Nunca fueron utilizados como medio para lograr los propósitos de alguien?. No tiene que ser necesariamente una violación, puede ser un rasgo sicópata la típica historia de teleserie en que A se casa con B porque A en realidad sólo quiere llegar al hermano/a de B. Parece que más de alguna vez hemos actuado como psicópatas o hemos estado muy cerca de uno. Ojo, tener una actitud puntual o un rasgo no significa que alguien tenga esta condición.

Si voy mucho más allá, y analizo desde un prisma tal vez un poco paranoico nuestro sistema social, político y económico, puedo sospechar que funciona con una lógica psicopática. El sistema hace vista gorda a la mayoría de las problemáticas humanas que sufrimos, porque no atiende nuestras necesidades “emocionales”. Es decir, obliga a los individuos a intentar no empatizar con sus pares. Cuando vamos a un supermercado, un mall, es común sentirse como un número más en la base de datos, o sea, un objeto, el cual se tiende a utilizar para satisfacer los intereses de la empresa, que son vender, vender y vender a toda costa (HEY, no digo que los empresarios sean sicópatas, me refiero al modelo que utilizamos para funcionar en sociedad, no a nosotros como usuarios del sistema). Vemos cómo miles de fundaciones, supuestamente sin fines de lucro, son montadas únicamente para la evasión de impuestos. También muchas donaciones.El Psicópata es por excelencia un egoísta, carente de remordimientos. El sistema nos codifica para sólo alcanzar el beneficio propio, el desarrollo únicamente individual, siempre evitando que miremos hacia el lado. Hemos desarrollado y alimentado (porque todos, alrededor de la historia, han contribuido a que esto crezca y no se detenga) una estructura en la que no nos deben importar los sufrimientos ajenos, en la que el poder debe conseguirse a cualquier precio (“El fin justifica los medios” decía Maquiavelo por ahí), en la que si sentimos que hacemos bien o mal no importa, lo que interesa es el resultado y la funcionalidad, el beneficio que se obtiene y en lo productivo que resulta para que esta máquina siga funcionando. Y mientras, nosotros, TODOS NOSOTROS, de cualquier clase, género, raza, religión, seguimos preguntándonos por qué el mundo sigue plagado de guerras y hambre. Por qué por cada paso que pareciera que damos, sentimos que retrocedemos en nuestros calor con el otro. Por qué cada día hay más suicidios, más trastornados, más depresivos, más gente que no se siente parte de nada, más pastillas para dormir, despertar, mantener la calma, mantener la energía, mantenernos al ritmo. Y por qué, a fin de cuentas, cada vez que el mundo pareciera hacerse más grande y rico, el vacío dentro de nosotros, se hace un poco más hondo.

miércoles, 3 de junio de 2009

"2% de talento, 98% de esfuerzo"



A veces es inevitable tomar un elemento mediático para desarrollar un tema importante. Pero es porque obviamente, hay casos, personas y sucesos que inspiran reflexiones, y este es uno.



Susan Boyle, ya seguramente la mayoría de televidentes e internautas habrán escuchado su nombre por todas partes. La mujer de 48 años poco agraciada que despertó profundas emociones en el público y jurado de “Britains got talent” con su hermosa voz. No hay que ser ningún tipo de crítico o experto en música para darse cuenta de que ella tiene un talento innato, de esos que bien podrían haberse transformado en grandes intérpretes de haber sido descubiertos a los 10 años. Pero no, Susan Boyle salió a la luz a los 48 años, con un don natural que pocos tienen, poquísimos aprovechan y una ínfima parte de la población respeta. Porque, siendo sinceros, en su mayoría, los padres prefieren un ingeniero, un médico o un abogado que un músico o pintor entre sus hijos. Y quienes decidimos dedicarnos a estos oficios “para muertos de hambre”, siempre tenemos que escuchar ese irritante consejo que dicta algo como “pero sacará un cartón para sustentarse, ¿o no mijito?”. Por lo tanto, casos como el nombrado, escondidos en cafeterías, cubículos de oficina, camiones, consultas médicas y un largo etcétera, deben haber hasta para regalar. Y para los que no saben o no recuerdan, hace un par de años sucedió algo similar en el mismo show con un hombre llamado Paul Potts (en la foto), un vendedor de celulares que terminó siendo una suerte de reencarnación de Pavarotti (enlace: http://www.youtube.com/watch?v=DelJrP3P7tA ).


Ha de ser muy hermoso disfrutar de un espectáculo artístico, de buenas obras, buena música, buena literatura, buena pintura. Pero sinceramente, ¿alguien cree que detrás de esos espectáculos, se alberga sólo el talento de quienes los ejecutan? Beethoven lo dijo claramente “El genio se compone del dos por ciento de talento y del noventa y ocho por ciento de perseverante aplicación”, y aquella perseverante aplicación no es más que el estudio constante, el ensayo, la ejecución, la experiencia, la consagración a la actividad artística. Y si es así, entonces hablamos de una total dedicación, y por lo tanto, de un oficio, un trabajo real que puede ser fantástico, inigualable y de éxito mundial, o pequeño, en un taller o un pub, viviendo de lo que el trabajo genera, como en cualquier cosa. ¿O acaso todos los médicos son grandes científicos? En todo rubro hay genios y gente común que hace lo que le gusta y está contenta con eso. El arte, como trabajo, como actividad, debe ser respetado, porque es la única forma de que personas con aquel magnífico don puedan hacer uso de él con total tranquilidad, y así seres excepcionales como Susan Boyle puedan mostrarse a un público no sólo con la fortaleza del talento, sino con la armadura que proporciona el esfuerzo y dedicación, la seguridad que entrega el saber que lo que amas merece respeto. Pues esta mujer no perdió el concurso por arreglos dentro del programa, tampoco perdió por su aspecto. Perdió porque si bien lo que hace es hermoso, los 48 años de vida que lleva no fueron dedicados al canto como trabajo.

martes, 2 de junio de 2009

Hacer nada.

¿Cuánto puedes pasar sentado, haciendo absolutamente nada? Seguramente no más de 20 minutos, porque alguna de tus obligaciones, preocupaciones o responsabilidades te pondrá histérico y no soportarás el no atenderlas. Pero pregunto lo siguiente: ¿Si quitas, o al menos, ignoras todo eso, qué queda dentro de ti? ¿Cuánto podrías estar sentado, haciendo absolutamente nada, sin nada que te obligue a levantarte? ¿Cuánto soportas estar única y exclusivamente contigo mismo? Podría apostar a que un minuto se haría eterno y en el siguiente ya estarías buscando una razón para levantarte.

Tal vez te da miedo encontrarte con la vaciedad del espíritu, con lo nula y solitaria que resulta tu propia compañía. Por eso prefieres la velocidad, el frenesí, aún cuando tu organismo no lo aguanta y necesita ciertas “ayuditas”. No soportas el enfrentarte a lo que hay dentro de ti, o lo que no hay.

¿Qué pasaría si un día, por voluntad propia, decidieras hacer nada y mirar un punto fijo durante tres horas? Tus demonios te poseerían, te odiarías a ti mismo, sentirías que el tiempo es eterno al principio. Surgirían recuerdos buenos y malos y luego, dudas, preguntas. “¿Por qué morimos? ¿Por qué el tiempo pasa tan rápido? ¿Por qué hice esto y no aquello? ¿Somos todos tan distintos? ¿Hay alguien allá arriba, o somos hijos del azar? ¿Pienso, luego existo, o siento primero? ¿Qué es el amor?” Y un etcétera infinito. Estoy completamente seguro de que esas preguntas tendrán algún día una respuesta que te satisfaga. La experiencia, la vida, sabrán cómo responder. Pero esquivarlas es rechazar la condición humana, y resignarte a que en esta sociedad, donde cada día estamos más comunicados entre sí, como una masa inerte y autómata que impulsa un engranaje que nadie tiene idea para qué sirve ni para dónde va, lo queramos o no, la ansiedad, la soledad y el vacío, son pan de cada día que le niegas a tu interior.

¿Cómo puedes estar con todo el mundo, si no puedes estar contigo mismo?

lunes, 1 de junio de 2009

Pequeñas grandes gotas.

La lluvia madrugadora del Sábado recién pasado me atrapó, me pilló desprevenido. No hablo de abrigos, ni paraguas (es raro que los use, en todo caso), hablo de un estado mental que no estaba preparado para la lluvia que se produce dentro de mí cuando el cielo deja caer gotas, sobre todo nocturnas. Estaba pensando en la economía mundial y de pronto vi mi chaqueta mojada. Entonces sucedió. La nostalgia que trae el mal tiempo, el frío otoño con las calles inundadas, me atrapó de sorpresa, sin un paraguas interno para evitar la divagación de la gris melancolía, o una estufa para apaciguarla con buenos momentos pasados, en vez de someterme a ese congelado pasillo de preguntas sin respuesta, con ventanas selladas que muestran a través del vidrio cómo un instante ahoga sueños y anhelos en el absurdo vacío. E igual que con la lluvia externa, uno intenta apurar el tránsito por ese pasillo, y no empaparse de un toque de locura.

Cada gota pareciera ser una pregunta punzante, y no me queda más que abandonarme ante la reflexión frenética y nostálgica que la lluvia produce en sí. Tantas imágenes que atacan mi cabeza, calor humano de una estufa a parafina que dejó de existir hace años, igual que más de alguno de los que me acompañaban en esa escena. Sopaipillas, frazadas, ternura familiar en el lecho que nos protegía del frío clima que había afuera, y que hoy por hoy pareciera que ese clima se ha apoderado de nuestras entrañas.

Tal vez es el deseo de volver a sentir ese calor lo que crea la extraña relación existencial y amorosa que uno tiene con ese tipo de noches. Tal vez la lluvia en sí nos recuerda que por dentro, aunque intentemos estar siempre con una mente “soleada”, necesitamos respetar a nuestras nubes grises, y dejarlas llover a tiempo, para no caer en agresivos temporales existenciales, o diluvios un tanto suicidas.