lunes, 22 de junio de 2009

Desmintiendo ideas descabelladas.


Muchos hombres odiarán este post porque destruiré lo poco que tenía de bueno el ser pelado. Es clásico ver a más de alguno jactarse de su poderío sexual, su condición de macho alpha, al vincular “científicamente” la calvicie con una gran cantidad de testosterona. Les cuento sin asco que es mentira.

A pesar de haber cierta relación entre la famosa hormona y el calvario masculino (el equivalente a la celulitis en las féminas), el alto nivel de testosterona no afecta en absoluto la líbido. Es decir, no te hace ni mejor, ni peor en el sexo. Un nivel bajo, en cambio, sí produce una disminución del apetito sexual e incluso, la disfunción eréctil. Así de crudo lo cuentan diversos estudios clínicos publicados en la revista “International Journal of Clinical Practice”.

La pequeña dignididad que tenía la calvicie queda bajo tierra. Y en su funeral nosotros, los hijos y nietos de pelados, nos preguntamos, con el pesar demostrado que significa ser calvo (sólo un 3% de las mujeres gusta de ellos), qué nos quiso decir la naturaleza cuando nos escogió como víctimas del apocalipsis capilar.

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