viernes, 29 de mayo de 2009

Algunas preguntas...

Son tantas las cosas que rondan mi cabeza, tantos sentimientos encontrados, tantas palabras, tantas frases salidas de la memoria colectiva, tanto refrán, tanta sabiduría extraída de las masas que traspasaron la omnipotencia del calendario, de las horas. Cómo hablar de la vida, saber de ella con certeza, decir que para ser felices hay que plantar un árbol, enamorarse y escribir un libro, si somos todos tan distintos que finalmente, los frutos de esos árboles se reducen a un simple adorno, las palabras de esos libros quedan escondidas en letras ilegibles, con términos que serán olvidados, y el amor que alguna vez prometió ser eterno, es ahora una rosa seca en una agenda que hace tiempo se perdió.

¿Qué es la vida? ¿Tenemos una verdad como seres humanos? ¿Estamos condenados a ser obedientes a algo o alguien que ni siquiera sabemos con certeza que existe? ¿Cómo la osadía de algunos es tal, que se atreven a decir que tienen las respuestas a nuestras vidas entre unas páginas? ¿Podemos creer eso? ¿Podemos simplemente creer? ¿Podemos Saber? ¿Sabemos algo?
¿O somos como perros tratando de decifrar el genoma humano, perdiendo el tiempo en preguntas que seguramente no vamos a responder nunca? Tal vez la felicidad está en dejar las respuestas al tiempo, a la vida, a los sueños, y olvidar la dictadura de nuestro calendario, de nuestros años, para vivir y aprovechar el tiempo con lo trascendental, como el cariño, la amistad, y la vida misma, sin esos signos de interrogación constantes, sin la búsqueda de esa verdad mentirosa, de esa sabiduría que nunca llega, de esa interpretación de las palabras de quienes como nosotros, también murieron, pero juraron dejar testimonio de Uno que no moriría nunca, pero que ante nosotros, tampoco ha aparecido.

Creo que, la felicidad no está ni en leer libros, ni plantar árboles, ni salvar el mundo de un genocidio, sino en hacer lo que uno quiere sin arrepentirse, en saber evaluar nuestros actos, en satisfacer a nuestros deseos, en buscar por nuestros medios esa adrenalina anhelada, esas endorfinas exquisitas y en buscar nuestra verdad, que al fin y al cabo, es lo único que, como seres individuales, tenemos.

jueves, 28 de mayo de 2009

Educación sin edad


Ayer escuché una frase en un monólogo, que me quedó dando vueltas en la cabeza. Decía Educad a los niños y no tendréis que castigar a los hombres”, era de Pitágoras. Pero ¿qué es educar?

Sería muy fácil y claro si la respuesta fuese: Entregar valores, conocimientos, competencias y buenas costumbres al hombre o mujer en formación. En realidad, a mí, eso no me convence en absoluto.

En primer lugar, toda la vida nos estamos formando. Creo muy conformista declararse un ser íntegro y completo. Y algunos serían un tanto ridículos si creyesen que tienen la razón absoluta sólo por estudiar 5 años. No sabemos para dónde vamos realmente, así que detener la búsqueda es como detener el viaje antes de llegar a destino – y nuestro único destino, mal que mal, es la muerte-. Por lo tanto, nunca podemos dejar de aprender.

En segundo lugar, creo que el proceso educativo, tanto en el colegio como en la vida, debe apuntar principalmente hacia el estímulo de habilidades en lugar de la adquisición de conocimientos (¿de qué nos sirve saber tanto si no tenemos idea cómo usar todo lo que sabemos?). Debemos estimular el ejercicio analítico, creativo, crítico, psicomotor, emocional, social, y quizá uno de los más importantes, debe estimularse la curiosidad y la capacidad de escuchar, porque sólo así el humano querrá, por gusto, educarse.
La educación no debe tratarse de formar seres preparados para enfrentarse a determinado contexto sociocultural. Tiene que tratarse de hacer mentes que apunten hacia el progreso, capaces de mezclar lo antiguo con lo moderno, para que el futuro no sea olvido o más de lo mismo. Como dijo Goethe: “El que no sabe llevar su contabilidad por un espacio de tres mil años, se queda como un ignorante en la oscuridad y sólo vive el día a día”.

En ese sentido, pienso que todos, absolutamente todos los que pisamos esta tierra, de cualquier edad, raza o género, tenemos algo que enseñar, y DEBEMOS entregarlo, es la única forma en que el humano evolucione. En que el ensayo y error de la vida en sí apunte hacia nuevos ensayos y nuevos errores, y no a que todos lleguemos a las conclusiones de siempre. Si llegaste a una conclusión, ¡comunícala! Porque eso es educar, ya que somos responsables de nuestra existencia como individuos y como especie. Porque la educación no es simplemente saber, también es entender, creer, crear y ser conscientes de que nadie se puede detener, porque no está todo dicho, no tenemos respuestas, y para obtenerlas, hay que asumir que aún, como civilización, como especie, somos hormigas leyendo a Cervantes.

Pitágoras no entendió algo: Hay que educarnos entre niños, adultos y ancianos. Así, no tendremos que castigarnos como especie, pues educar es nuestra táctica de sobrevivencia, la única forma que tenemos de no desaparecer.

lunes, 25 de mayo de 2009

Ojos abiertos.


Soy de esos que más de alguna vez han querido “dejar de pensar tanto”. Me es imposible escapar de mi mente. Mi imaginación me posee a tal punto, que muchas veces puedo pasar minutos sin tener conciencia alguna de lo que sucede a mi alrededor. Todo me hace pensar en algo, todo me recuerda a algo, aunque no haya una relación importante entre ambas cosas. Yo no necesito “buscar dentro de mi interior las respuestas”. Necesito salir de mi interior de vez en cuando para que la vorágine del mundo no me atropelle. Por eso es que, cuando “abro los ojos a la realidad”, los fantasmas de la ansiedad me atacan. Me angustio un poco, quizá mucho en ocasiones, pero es que me es muy difícil estar en estado de alerta. Podría aplastarme un camión cualquier día. Podría perder el trabajo si me dejo llevar por mi cabeza y no hago lo que tengo que hacer. Pero sin esa importante característica, seguramente no estaría sentado escribiendo.

No buscaría tratamientos “normalizadores”. No soy amigo de los ansiolíticos. Pienso que cada cual debe buscar su forma de equilibrio imperfecto. Mi terapia es simple: Salgo del trabajo, tomo una micro y me bajo en cualquier lado, camino un buen rato e intento observar a la gente. Invento historias con caras, gestos y movimientos ajenos. Así logro tranquilizar mis fantasías y no me angustia vivir en un mundo que a ratos, no comprendo. También así puedo seguir siendo yo, me acepto y me domino, porque, como bien decía Nietszche “El individuo ha luchado siempre para no ser absorbido por la tribu. Si lo intentas, a menudo estarás solo, y a veces asustado. Pero ningún precio es demasiado alto por el privilegio de ser uno mismo.”

martes, 19 de mayo de 2009

Curiosidades, preguntas, y la felicidad.



Hace unos días leía en algún lugar del infinito internet, una entrevista a una señora que vivía en un pueblo solitario de España, poblado sólo por 3 personas. Ella, el vecino y el hijo del vecino. Se dedicaban a diario a tareas agrícolas, cuidar animales y, cuando les daba la gana, se juntaban a conversar, lo cual no sucedía muy a menudo. Más de alguno se debe haber sorprendido cuando leyó el comentario final de la entrevistada. “Viví en Madrid, viajé por Latinoamérica y Europa, y créanme, no encontré un lugar que me hiciera más feliz que este.” Yo me limité a pensar en que ella, de seguro, no necesita ansiolíticos, antidepresivos, terapias de adaptación, de adicción, de autoanálisis. Tampoco debe estar muy enterada de los últimos modelos de celular, de los avances en medicina, de los balances en la economía mundial. Tampoco le deben importar.


Mi pregunta es: ¿Tan difícil es ser feliz? O estamos demasiado ocupados en escalar y trepar, en pertenecer, en cobijarnos en el frío calor humano de la multitud, que no nos damos el tiempo de pensar y hacer lo que realmente nos gusta y disfrutamos, lo cual, casi siempre, es mucho más sencillo que un auto cero kilómetro. Pero seguramente vendrá alguien con juicios éticos, morales y sociales. Seguramente, antes de creer en lo simple que resulta ser feliz, alguien me dirá que tengo responsabilidades con el mundo, que debo ser productivo, que debo aspirar a más, y que la vida es difícil.

lunes, 18 de mayo de 2009

Pequeño homenaje a Benedetti.

Ya muchos sabrán que ayer murió un grande. Un grande en el mundo de las letras. Un grande en la poesía. Pero, por sobre cualquier cosa, un grande en la comprensión de la belleza en un lenguaje sencillo e infinito.

Espero que la muerte de Benedetti no signifique el principio del fin de los versos hispanoamericanos.

Aquí les va un clásico:

Táctica y estrategia
Mi táctica es
mirarte
aprender como sos
quererte como sos

mi táctica es
hablarte
y escucharte
construir con palabras
un puente indestructible

mi táctica es
quedarme en tu recuerdo
no sé cómo ni sé
con qué pretexto
pero quedarme en vos

mi táctica es
ser franco
y saber que sos franca
y que no nos vendamos
simulacros
para que entre los dos
no haya telón ni abismos

mi estrategia es
en cambio
más profunda y más
simple
mi estrategia es
que un día cualquiera
no sé cómo ni sé
con qué pretexto
por fin me necesites

miércoles, 13 de mayo de 2009

La publicidad en la antigüedad.


Según algunos expertos, el primer aviso publicitario del que se tiene registro es un papiro egipcio encontrado en Tebas, con unos 5000 años de antigüedad, que dice lo siguiente: “Habiendo huido el esclavo Shem de su patrono Hapu, el tejedor, éste invita a todos los buenos ciudadanos de Tebas a encontrarle. Es un hitita, de cinco pies de alto, de robusta complexión y ojos castaños. Se ofrece media pieza de oro a quien de información acerca de su paradero. A quien lo devuelva a la tienda de Hapu, el tejedor, donde se tejen las más hermosas telas al gusto de cada uno, se le entregará una pieza de oro”. Este curioso documento se encuentra hoy en el British Museum de Londres.
Se reconoce la intención comercial en lo resaltado del texto, aún así, dejo esta pregunta abierta: ¿Esto es realmente publicidad? .

lunes, 11 de mayo de 2009

Los arquetipos en la publicidad






La publicidad no es un proceso creativo al azar. Al contrario, la mayor parte de ésta apunta hacia las ideas más arraigadas en una sociedad. Busca inspiración en lo que almacena el inconsciente colectivo, en aquellas ideas milenarias que se han introducido en nuestra mente como herencia sociocultural. Dichas ideas tienen un nombre: Arquetipos.

Carl Gustav Jung (dibujo) los define como: “las imágenes originarias constitutivas del "
inconsciente colectivo" y que son comunes a toda humanidad. Configuran ciertas vivencias individuales básicas, se manifiestan simbólicamente en sueños o en delirios y son contenidos más o menos encubiertos en leyendas, cultos y mitos de todas las culturas”.

El publicista recurre a ellos de manera consciente o inconsciente para crear una identificación en el grupo objetivo. Así, el material adquiere una fuerte carga simbólica que, al ser vista por el target, éste la reconoce y es capaz de simpatizar con la imagen que se presenta. No hay que ser un genio para darse cuenta que en la mayoría de los comerciales de artículos de aseo, prima la imagen de una mujer protectora del hogar y la familia, cálida y dedicada totalmente a su labor. Por otro lado, avisos de lencería o ropa muestran a una mujer sensual, independiente, atractiva y hermosa, generalmente sin actitudes maternales.

Este tipo de imágenes no son contemporáneas. Realmente existen hace milenios. Si se revisan las antiguas culturas (griegos, romanos, celtas, nórdicos), la mayoría de sus religiones, antropomórficas y politeístas, guardan una rica cantidad de figuras aún hoy identificables en nuestra sociedad. Arquetipos que aún con todo el avance en gran parte de los campos, todavía no desaparecen de nuestra mente. Citando los ejemplos del párrafo anterior, la mujer hogareña se puede identificar fácilmente con la diosa griega Hestia, divinidad protectora del hogar y la familia. En cambio, la mujer seductora no es más que una reinterpretación de la diosa Afrodita, patrona de la belleza, la lujuria y el amor erótico. Otro ejemplo es la famosa marca Nike, que toma su nombre de la diosa griega de la victoria Niké (resulta curioso que una marca deportiva tenga como patrona a la mismísima victoria), y el logo es una de las alas de esta misma.

Si alguien necesitase un comercial en el que se requiera un arquetipo de sabiduría, nadie dudaría en mostrar a un anciano de barbas blancas, un manto y tal vez un bastón. Las personas, con sólo ver al anciano, lo relacionarían con el concepto de sabiduría. Así es como funciona hoy y ha funcionado a lo largo del desarrollo de la sociedad humana, sólo que ayer tenía un enfoque religioso. Ahora se utilizan para vender un producto de cualquier índole (político, tecnológico, artístico, etc).

Los arquetipos, en realidad, están presentes en todos los ámbitos de la vida. En un grupo humano, cada integrante, por sus características físicas y psicológicas, se inclinará hacia una u otra de estas imágenes inconscientes. Es muy divertido ver cómo identificamos a nuestros amigos con un arquetipo, y este arquetipo, con un dios griego, o un héroe nórdico. Es sorprendente saber que una parte importante de nuestras relaciones, compras, ideas, decisiones y finalmente, vidas, se sostienen en conceptos que, aún cuando nos jactamos de enormes cambios mentales, sociales y culturales, persisten desde las primeras civilizaciones.
Claudio Alejandro Villegas Oliva
Editor de contenidos Online

miércoles, 6 de mayo de 2009

Un buen equilibrio




Ayer fui al concierto de Oasis, grupo que acompaña mis orejas gran parte del día. Son excelentes músicos, buen sonido, puntuales y con un rock intenso que carece de innecesarias exageraciones. Pero, más allá de eso, son la viva imagen de la actitud rockera. Esa postura en el escenario de “Nadie nos iguala” es tan marcada que el público no tiene más remedio que creerla y disfrutar del show. Para Liam Gallagher (vocalista) el mundo está a sus pies mientras canta, lo cree profundamente, y eso, junto a calidad musical del grupo, hace que un estadio de 10.000 personas se replete.

Llevando eso a lo que sea que uno se dedique, es similar. He visto en muchos lugares, grandes mentes, talentosas y constantes, funcionar en áreas artísticas, científicas, políticas, etc, pero la inseguridad, el pesimismo (también llamado “realismo”) los atormenta y no les permite triunfar ni sobresalir, provocándose a sí mismos y al mundo un daño, pues su talento, intelecto, quedan reservados para pocas personas.

Está también la parte contraria, y más abundante: Aquellos arrogantes seres que pueblan la tierra creyendo que son increíbles y que merecen que el mundo gire a sus pies, sin fundamento alguno. Carecen de prudencia y esfuerzo, virtudes que pueden hacer de un talento mínimo una gran obra.

Los grandes de todas las áreas del conocimiento y la creatividad han sido equilibrados en ese sentido. Han estudiado y practicado, dado rumbo a sus capacidades, para brillar, pero también han adherido a esos sólidos cimientos la credibilidad en sí mismos y en lo que hacen. Una gran cuota de fe inquebrantable.

Anoche pude confirmar, por enésima vez, que los griegos tenían razón al decir que el hombre debe vivir en equilibrio y armonía. La fe en uno mismo y en lo que uno hace, el conocimiento, la práctica, el estudio de nuestra área, son conceptos que deben pesar lo mismo en la balanza, creando una armonía que a la hora de mostrar nuestro trabajo, se vuelve admirable y evidente.



Claudio Alejandro Villegas Oliva
Editor de contenidos Online.

martes, 5 de mayo de 2009

Un poco de Humor!





¿Supiste que falleció el jefe?

- Sí, pero quisiera saber quien fue el que falleció con él.
- ¿Por qué lo dices?
- ¿No leíste el aviso de defunción? Allí decía:'...y con él se fue un gran colaborador'...
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- Este es el cuarto día que usted llega atrasado esta semana. ¿Qué conclusión saca de eso?EMPLEADO:- Que hoy es jueves...
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¿Cómo consigues que tus empleados lleguen puntuales al trabajo?
Sencillo, tengo 30 empleados, pero sólo 20 estacionamientos.
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Mientras mi jefe actúe como si me estuviera pagando un buen sueldo...yo actuaré como si estuviera haciendo un buen trabajo.

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JEFE:- ¿Quién le dijo que usted puede pasarse dando vueltas sin trabajar todo el día, sólo porque
le he dado unos besos en la boca???
SECRETARIA:- Mi abogado...

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- Usted me prometió subirme el sueldo, cuando estuviera conforme conmigo.
- ¿Y como puedo estar conforme con un empleado que quiere que le suban el sueldo?

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JEFE DE PERSONAL: - Aquí buscamos un empleado que no se amilane ante ningún trabajo, y no se enferme nunca.
-POSTULANTE: OK, yo le ayudo a buscarlo.

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Un sabio jefe:
Oscar, yo sé que el sueldo no le alcanza para casarse..., pero algún día me lo agradecerá.

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- Jefe, ¿puedo salir hoy día dos horas antes? Mi mujer quiere que la acompañe a hacer compras.
- Por ningún motivo.
- Gracias jefe, yo sabía que usted no me iba a desilusionar.

lunes, 4 de mayo de 2009

Tomando las riendas


Más de alguna vez me he despertado sin ganas de levantarme, por diferentes motivos. Normalmente uno se inventa diversos males para justificar esa rendición al cansancio, a las ganas de hacer nada. Por mucho que me tome el día, que mis ojos se mantengan hipnotizados con las imágenes del televisor (porque en realidad ni siquiera estoy poniendo real atención a lo que veo) y que busque "descansar", el estado de estrés permanecerá al día siguiente. Aún cuando tome todos los energizantes, ansiolíticos y antidepresivos del mercado, e intente "pensar positivo", el querer quedarme tirado, en un ocio inútil (porque, para que sepan, el ocio útil existe) persistirá todos los días, hasta que lleguen las vacaciones o una que otra licencia. Mi cabeza se centrará en la hora y en cada fecha futura (y a veces, demasiado hipotética) en la que podré olvidarme del lugar al que voy todos los días para "ganar el pan de cada día". Y cuando esas fechas lleguen, en esas anheladas mañanas, tardes y noches de descanso, puede que gran parte de ellas las pase pensando en que se acabarán y que en dos semanas volveré a mi "triste realidad".
Si vemos de esta manera el panorama, nuestra vida en sí no parece otra cosa que un calvario que se extiende hasta que nos da cáncer -porque ése, lamentablemente, es el destino de la mayoría de los que viven con estas ideas- y allí, en los últimos días, pensaremos en todo lo que no aprovechamos, en los días que dejamos pasar frente a nuestros ojos y la pequeña visión fatalista por fin se hará más amplia, ya tal vez un poco tarde para reinventarnos (aunque hay casos que demuestran que nunca es tarde).
No quiero consagrarme en contra de la rutina, del método constante, de planificar nuestras horas, porque el carecer de ello sólo crea la sensación de vivir parado en una cuerda floja, al borde del abismo, y eso, para la mayoría, no es muy agradable. Tampoco quiero decir "¡Deja tu trabajo, disfruta de la vida!", pues el trabajo, si nos dejamos de centrar en lo alienante y monótono que puede ser, nos favorecerá en el día a día. ¿Cómo hacerlo? Manteniendo nuestra mente en un constante proceso de aprendizaje, buscando nuevas y mejores formas de hacer cada cosa que hacemos. Eso creará consciencia de nuestra rutina, y al hacerlo, no la sentiremos como monótona, ya que se estará reinventando a cada instante.
Si me detengo un momento a observar lo que hago todos los días y el cómo lo hago, encontraré falencias, errores que se repiten y de los que no me doy cuenta sólo porque se mantienen en mi inconsciencia, en lo que supuestamente "no puedo controlar". Pero la verdad es que basta con incluir en el diario vivir diez minutos para reflexionar con calma, respirar, discernir y ver qué está mal, qué puede ser mejorado y cómo lo puedo hacer, haciéndome consciente de mi día, creando, de cierta forma, el siguiente y no simplemente dejándolo pasar. Pero repito, con calma.
Esto hará, en términos científicos, que mis neuronas destrozadas por el estrés se regeneren (sí, es posible, se ha demostrado en los últimos estudios) mediante el constante estímulo y cambio, pues el aprendizaje hace que las células neuronales no se desgasten en una sola forma de vivir (Probablemente todos los dolores de cabeza, malestares y "ganas de hacer nada" vienen de ese desgaste neuronal). De esta forma, no sólo se siente un bienestar constante, una sensación de poder con uno mismo, una seguridad, sino que también hará mejor el desempeño en todo lo que se haga y, por lo tanto, mejores recompensas.
Es un proceso que puede tomar un tiempo, porque mal que mal, se está cambiando la monotonía a la que se está acostumbrado, pero la clave está en no rendirse, pues todos los días es momento de reinventarse, de rediseñar lo que no nos gusta, y lo mejor es que, contra todos los pensamientos y pronósticos que nos den, es posible.

Claudio Alejandro Villegas Oliva

Editor de contenidos Online.