miércoles, 3 de junio de 2009

"2% de talento, 98% de esfuerzo"



A veces es inevitable tomar un elemento mediático para desarrollar un tema importante. Pero es porque obviamente, hay casos, personas y sucesos que inspiran reflexiones, y este es uno.



Susan Boyle, ya seguramente la mayoría de televidentes e internautas habrán escuchado su nombre por todas partes. La mujer de 48 años poco agraciada que despertó profundas emociones en el público y jurado de “Britains got talent” con su hermosa voz. No hay que ser ningún tipo de crítico o experto en música para darse cuenta de que ella tiene un talento innato, de esos que bien podrían haberse transformado en grandes intérpretes de haber sido descubiertos a los 10 años. Pero no, Susan Boyle salió a la luz a los 48 años, con un don natural que pocos tienen, poquísimos aprovechan y una ínfima parte de la población respeta. Porque, siendo sinceros, en su mayoría, los padres prefieren un ingeniero, un médico o un abogado que un músico o pintor entre sus hijos. Y quienes decidimos dedicarnos a estos oficios “para muertos de hambre”, siempre tenemos que escuchar ese irritante consejo que dicta algo como “pero sacará un cartón para sustentarse, ¿o no mijito?”. Por lo tanto, casos como el nombrado, escondidos en cafeterías, cubículos de oficina, camiones, consultas médicas y un largo etcétera, deben haber hasta para regalar. Y para los que no saben o no recuerdan, hace un par de años sucedió algo similar en el mismo show con un hombre llamado Paul Potts (en la foto), un vendedor de celulares que terminó siendo una suerte de reencarnación de Pavarotti (enlace: http://www.youtube.com/watch?v=DelJrP3P7tA ).


Ha de ser muy hermoso disfrutar de un espectáculo artístico, de buenas obras, buena música, buena literatura, buena pintura. Pero sinceramente, ¿alguien cree que detrás de esos espectáculos, se alberga sólo el talento de quienes los ejecutan? Beethoven lo dijo claramente “El genio se compone del dos por ciento de talento y del noventa y ocho por ciento de perseverante aplicación”, y aquella perseverante aplicación no es más que el estudio constante, el ensayo, la ejecución, la experiencia, la consagración a la actividad artística. Y si es así, entonces hablamos de una total dedicación, y por lo tanto, de un oficio, un trabajo real que puede ser fantástico, inigualable y de éxito mundial, o pequeño, en un taller o un pub, viviendo de lo que el trabajo genera, como en cualquier cosa. ¿O acaso todos los médicos son grandes científicos? En todo rubro hay genios y gente común que hace lo que le gusta y está contenta con eso. El arte, como trabajo, como actividad, debe ser respetado, porque es la única forma de que personas con aquel magnífico don puedan hacer uso de él con total tranquilidad, y así seres excepcionales como Susan Boyle puedan mostrarse a un público no sólo con la fortaleza del talento, sino con la armadura que proporciona el esfuerzo y dedicación, la seguridad que entrega el saber que lo que amas merece respeto. Pues esta mujer no perdió el concurso por arreglos dentro del programa, tampoco perdió por su aspecto. Perdió porque si bien lo que hace es hermoso, los 48 años de vida que lleva no fueron dedicados al canto como trabajo.

0 comentarios:

Publicar un comentario