jueves, 30 de julio de 2009

Facebook al servicio de buenas causas.


Cuando entré en el mundo de facebook, mi primer pensamiento fue “¿de qué sirve?”. Entre tantas aplicaciones un poco burdas, jueguitos que se encontraban en cualquier página, el mismo sentido ególatra de subir fotos de todo lo que uno hace, igual que fotolog o myspace, y la gracia de poder agregar a todos mis amiguitos para que visitasen mi perfil y supiesen todo lo que yo hacía mediante la página (bueno, nunca he sido un fanático de publicar mi vida por ahí, pero gran parte de la gente sí lo hace). Con el tiempo le fui encontrando cierto gusto (principalmente por la cantidad de quiz estúpidos que se pueden hacer), me podía burlar de mis amigos en sus fotos y enterarme de las parejas que terminaban (sí, soy morboso).
Después de muchas peleas con la tonterita, encontré también los famosos grupos, entre los cuales hay unos como “Salvemos a los tigres” hasta “Yo creo que Elisa anda puro maraqueando”, pasando por absurdos como “a mí también me han pegado un chicle en el pelo” o grupos especializados en molestar a una persona en específico (aprovecho de promocionar el grupo “si juntamos 1000 personas mandamos a gordo a un centro para adelgazar”). Nunca le encontré mucho sentido a ninguno, por muy noble que fuese la causa. Era para mí casi como pegar un panfleto en un callejón sin salida.

Pero hoy he decidido tragarme mis palabras, porque me enteré que gracias al grupo de Facebook que pedía que trajeran la Fanta de Uva a Chile, el cual juntó más de 60.000 personas, los ejecutivos de Coca-cola Company han decidido traerla al país. De no ser por este grupo, nadie tendría Fanta de uva en sus hogares (sí, sé que no es gran cosa).

Reflexionando vagamente: La importancia de una red social como Facebook trasciende no sólo en la posibilidad de hacer negocios o promocionar una empresa a través de ella, pues también se trata de una vitrina con la que los ciudadanos comunes y corrientes pueden comenzar a promover una idea, una funa a criminales (como los que torturaron a un perro hace unas semanas) o una campaña que mueva masas. Y resulta ser tan sencillo como teclear un par de veces, hacer algunos clics y listo, ya comienza a expandirse sin límites la idea (por muy tonta o inteligente que sea) de cualquier hijo de vecino del mundo.

Tómense en serio el Facebook señores, pues puede resultar una enorme herramienta. Y con esto de la Fanta, ya está más que comprobado.

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