jueves, 2 de julio de 2009

El virus cultural


Nuestro famoso resfrío chanchístico se ha transformado en un personaje mediático bastante extraño. Levantó las ya muy repetidísimas especulaciones de apocalipsis (que vienen desde que el humano se transformó en un pelotudo, o sea, hace unos 5 mil años). Desató el pánico colectivo, fue parte de los enormes planes conspiracionistas que seguramente se encuentran, en su mayoría, en la mente de teóricos paranoicos. Había afectado la política, los medios de comunicación, la sociedad (ver más de 5 personas con mascarilla en el metro es algo muy bizarro), la educación, la economía, la religión y obviamente, la ciencia. Pero ahora esta rarísima enfermedad que afecta más instituciones y pensamientos que cuerpos, se alojó en el organismo de la cultura folklórica nacional.


Por si alguien no se ha enterado, la ya internacionalmente famosa fiesta de La Tirana (lo más cercano a un carnaval que existe en Chile), fue suspendida producto de la “Influenza Humana”. No estoy seguro cuál fue la reflexión del gobierno para tomar tan ridícula decisión. ¿Será para desviar la atención de temas más importantes, como la cesantía? ¿Considerarán realmente que es un peligro que se realice esta fiesta? En ese caso ¿Suspenderán también conciertos y partidos? ¿Se exigirán mascarillas en metros, micros?


Estamos tratando con un patético resfrío que ha matado a menos de 30 personas. La listeria, la bronconeumonía, incluso la influenza y el resfriado común han matado más personas en un año que esta suerte de pandemia amarillista, y por ninguna de esas enfermedades se ha suspendido un evento, se ha prohibido el consumo de productos o se ha hecho un hoyo en el cerro para descontaminar Santiago. Mi sobrina de 3 años tuvo el famoso virus y duró un día en cama. Sus padres no se contagiaron, ni yo tampoco.


Las cosas se están haciendo pésimo, se crea un caos colectivo por un bicho inútil y se cancelan eventos a los cuales uno, creyente o no, carretero o no, patiperro o no, nacionalista, patriota o apátrida, debería apreciar por su valor histórico y cultural, que al final, este valor es el único por el cual el ser humano se puede sentir realmente orgulloso.

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