jueves, 20 de agosto de 2009

El racismo idiota de Chile.


Ayer me contaban, entre hamburguesas, la más estúpida anécdota de mi familia. Sucede que dos tías abuelas (que en aquel tiempo habrán tenido unos 50 años) viajaron a Estados Unidos solas, a New York, para ser exacto. Antes del viaje, más de algún “sabio y experimentado” consejero racista les advirtió que tuvieran mucho cuidado con los negros, porque siempre andaban asaltando a la gente y les podían arruinar el viaje. Pasaron un muy buen viaje, sin inconvenientes, ya que se habían cuidado de estos malvados seres (los negros), pero, para su mala suerte, uno de los últimos días (si es que no fue el último, no recuerdo) estaban en el ascensor del hotel, completamente solas, y, de la nada, sube un negro gigante (más de dos metros) con un perro también gigante. Producto de toda la imbecilidad introducida en sus cabezas, estaban aterradas con esta suerte de demonio oscuro con su can cerbero dentro de un cubículo de 2x2. El amigo, seguramente sin entender mucho, dijo, con una voz potentísima “Sit”, para que su perro se sentara. Pero ambas señoras, en su delirante situación, se sentaron, cual pequinés obediente, haciéndole caso a este gigante que, a esas alturas, figuraba tirado en el piso de tanto reírse.

La historia no termina allí, lo aún más increíble es que, cuando fueron a pagar la cuenta del hotel, ya estaba completamente pagada por alguien. Este alguien había dejado una nota que decía “Gracias por ese momento, me hicieron reír mucho. Michael Jordan”. En efecto, el mejor basquetbolista de todos los tiempos, había pagado todos los gastos como agradecimiento, y quizá, también para enseñarles que, a pesar de su tercermundista pensamiento obtuso, los negros, como humanos que son, pueden ser buenas o malas personas.

Aquí quedo pensando en nuestra idiosincrasia estúpida e ignorante y me hago la pregunta: ¿Somos racistas? y de serlo ¿Con qué razón?

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