jueves, 28 de mayo de 2009

Educación sin edad


Ayer escuché una frase en un monólogo, que me quedó dando vueltas en la cabeza. Decía Educad a los niños y no tendréis que castigar a los hombres”, era de Pitágoras. Pero ¿qué es educar?

Sería muy fácil y claro si la respuesta fuese: Entregar valores, conocimientos, competencias y buenas costumbres al hombre o mujer en formación. En realidad, a mí, eso no me convence en absoluto.

En primer lugar, toda la vida nos estamos formando. Creo muy conformista declararse un ser íntegro y completo. Y algunos serían un tanto ridículos si creyesen que tienen la razón absoluta sólo por estudiar 5 años. No sabemos para dónde vamos realmente, así que detener la búsqueda es como detener el viaje antes de llegar a destino – y nuestro único destino, mal que mal, es la muerte-. Por lo tanto, nunca podemos dejar de aprender.

En segundo lugar, creo que el proceso educativo, tanto en el colegio como en la vida, debe apuntar principalmente hacia el estímulo de habilidades en lugar de la adquisición de conocimientos (¿de qué nos sirve saber tanto si no tenemos idea cómo usar todo lo que sabemos?). Debemos estimular el ejercicio analítico, creativo, crítico, psicomotor, emocional, social, y quizá uno de los más importantes, debe estimularse la curiosidad y la capacidad de escuchar, porque sólo así el humano querrá, por gusto, educarse.
La educación no debe tratarse de formar seres preparados para enfrentarse a determinado contexto sociocultural. Tiene que tratarse de hacer mentes que apunten hacia el progreso, capaces de mezclar lo antiguo con lo moderno, para que el futuro no sea olvido o más de lo mismo. Como dijo Goethe: “El que no sabe llevar su contabilidad por un espacio de tres mil años, se queda como un ignorante en la oscuridad y sólo vive el día a día”.

En ese sentido, pienso que todos, absolutamente todos los que pisamos esta tierra, de cualquier edad, raza o género, tenemos algo que enseñar, y DEBEMOS entregarlo, es la única forma en que el humano evolucione. En que el ensayo y error de la vida en sí apunte hacia nuevos ensayos y nuevos errores, y no a que todos lleguemos a las conclusiones de siempre. Si llegaste a una conclusión, ¡comunícala! Porque eso es educar, ya que somos responsables de nuestra existencia como individuos y como especie. Porque la educación no es simplemente saber, también es entender, creer, crear y ser conscientes de que nadie se puede detener, porque no está todo dicho, no tenemos respuestas, y para obtenerlas, hay que asumir que aún, como civilización, como especie, somos hormigas leyendo a Cervantes.

Pitágoras no entendió algo: Hay que educarnos entre niños, adultos y ancianos. Así, no tendremos que castigarnos como especie, pues educar es nuestra táctica de sobrevivencia, la única forma que tenemos de no desaparecer.

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